La niña rebelde que le hace el juego a la derecha
por Cristian Tarzi*
Vi är bäst! se presenta como una destacada pieza que cierra el BAFICI 2014, pero falla a la hora de construir a su protagonista, llenándola de estereotipos que se creían superados.
El cine independiente lo hizo de nuevo. Sensaciones encontradas. Una poco armoniosa convivencia entre la satisfacción de una historia que por ser distinta no deja de estar bien contada y el malestar de decenas de clichés que no le hacen nada bien al género. En esta oportunidad, la película fue Vi är bäst! (2013), un drama sueco del director Lukas Moodysson. El film trata sobre tres preadolescentes que, motivadas por distintas razones, deciden formar una banda de punk. Ellas son Hedvig (Liv LeMoyne), una niña católica sin amigos cuyo talento en la guitarra llama la atención de sus pares, Klara (Mira Grosin), una joven cargada de ideales que buscará rebelarse contra todo lo que sea posible, y Bobo (Mira Barkhammar), que, proveniente de una familia disfuncional, hará las veces de protagonista en esta historia. Es en esta última figura donde la película muestra sus mayores dificultades ya que, a diferencia de las otras dos niñas cuyo personaje está creado de manera impecable, Bobo cae en todos los lugares comunes en los que puede caerse a la hora de imaginar a una niña ”atípica”. Su vestimenta, lentes y pelo corto, sumados a la negación con los deportes y cierta apatía con respecto a su entorno hacen creer que sólo hay una forma de diferenciarse de ”la masa” (representada en la película en forma poco imaginativa por un sinfín de niñas rubias). Si bien el film intenta dar un mensaje de inclusión, se encuentra lejos de abrir el juego y permitir a los individuos tener una personalidad propia, ya que muestra que, así como sólo hay una forma de ser normal, también hay sólo una forma de ser distinto. La película flaquea a la hora de comunicar su tesis y destacar lo positivo de la indivualidad y unicidad precisamente al recurrir a este sinfín de clichés.
Sin embargo, son los personajes secundarios los que hacen salvan a Vi är bäst!, ya que la necesidad dramática de Hedvig y Klara es muy visible, verosímil y le da sentido al argumento. El grupo musical resulta el lugar perfecto para que Hedvig pueda relacionarse con personas de su edad y alejarse un poco del seno materno y para que Klara pueda expresarse en su etapa punk, la cual da indicios de ser pasajera a lo largo de toda la película. Distinto es el caso de Bobo, que pareciera no tener demasiado interés en el asunto y cuya participación parece un intento forzado de los realizadores a fin de engrosar las rarezas de la niña.
En líneas generales, y dejando estas dificultades de lado, Vi är bäst! resulta entretenida, cuenta con un hilo conductor y coherencia dramática que muchas veces brillan por su ausencia en el cine independiente. Como se dijo con anterioridad, sensaciones encontradas.
* Cristian Tarzi se recibió de Abogado en la Universidad de Buenos Aires, donde da clases desde el año 2010. Tras haber incursionado en la escritura de guión, actualmente estudia Redacción Publicitaria en el ISP (Instituto Superior de Publicidad de la Asociación Argentina de Publicidad).
Etiquetas: BAFICI 2014, Festival de cine independiente, Liv LeMoyne, Lukas Moodysson, Mira Barkhammar, Mira Grosin, Suecia, Vi är bäst!
15 mayo 2014 a las 10:04 am |
Marcela, no sé si esto te puede interesar…