Trescientos prisioneros comparecen ante Zaida y éste ordena que los decapiten. Uno de los prisioneros exclama: «¡No nos matéis sin antes darnos de beber, que estamos sedientos!». Zaida les da de beber y después reitera la orden de decapitarlos. «¡Antes, señor –exclama ahora el prisionero-, dadnos de comer, que estamos hambrientos!». Zaida les da de comer pero cuando va a hacer ejecutar su orden oye: «Señor, éramos tus prisioneros; ahora nos hemos convertido en tus huéspedes», y no tiene más remedio que ponerlos en libertad.
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Extraído de la Antología de Microrrelatos En frasco chico, seleccionada por Silvia Delucchi y Noemí Pendzik, Buenos Aires, Ed. Colihue, 2004.
Al-Tanukhi, árabe, falleció en 994. Texto publicado en Los primeros cuentos del mundo, recopilación de Enrique Anderson Imbert, Buenos Aires, Marymar, 1978.
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