Dirán que vivías en Prado y Malecón, que te vieron en Infanta y San Lázaro, que pernoctabas cerca de la Basílica Menor; en muchos lugares habrá testigos de tu paso por las calles de La Habana, pero no es posible negar que fuera la esquina de 23 y 12, en El Vedado, tu sitio escogido durante más tiempo.
Allí te recuerdo, rodeado de moscas y periódicos a la salida de la pizzería, envuelto en cartones y vestido con un traje negro, atemporal como tus barba y melena, como tú mismo.
He leído Yo soy el Caballero de París, libro donde (more…)